Supuso toda una revolución por sus especiales características: era inglés pero diseñado por Pininfarina*, ofrecía una buena habitabilidad a pesar de sus dimensiones y contaba con una sofisticada suspensión.
Muchos estilos...
El Morris 1100 era un Mini 'agrandado' de cuatro puertas que, en Inglaterra, donde se vendía desde 1962, también se comercializó bajo las firmas Austin 1100, el MG 1100, Riley Kestrel, Van den Plas Princess y Wolseley 1100 -éstos se diferenciaban por el precio y su nivel de acabado: lujoso, deportivo...-.
¿Y el español?
Era en realidad una mezcla entre la carrocería del Morris y el cuadro de mandos del Austin 1100, modelo idéntico al Innocenti J4 -el "Morris 1100" italiano fabricado por la firma de motos Lambretta desde 1964-; ambos equipaban la original suspensión Hydroslatic -que carecía de muelles y amortiguadores y era una 'sencilla' imitación de la genial suspensión neumática de los Citroën DS e ID-.
Así lo “anunciaron”
Sus eslóganes incidían sobre su característica más diferenciadora, su suspensión Hydrolastic: "Convierte en autopista cualquier carretera", y su reconocida habitabilidad: "Sitio para todo".
¿Cuánto costaba?
Nada menos que 125.000 pta, casi el doble que un 600D y superior a su máximo rival, el Renault 10 -valía 121.500 pta-... eso sí: la mitad que un Dodge Dart.
Por dentro
El equipamiento del Morris 1100 era bastante espartano, pero incluía lo habitual en los modelos de su época, como asientos que imitan la piel, enganches para eventuales cinturones de seguridad, bandeja bajo el salpicadero y bolsas en las puertas, lavaparabrisas, retrovisor antideslumbrante y cristales de seguridad.
Así iba
La prensa cronometró su velocidad máxima entre los 124 y 126,7 km/h, lo que no era mucho pues se situaba a la altura de un Renault 8, o de un Simca 1000 y, al mismo tiempo, muy por debajo de sus competidores en el mercado de entonces -el Renault 10 y el rápido Seat 124-.
Recorría 1.000 metros en 43 segundos, y se le registró un consumo de entre 7,5 y 11 litros cada 100 km, algo que no era excesivo.
Conclusión
El Morris 1100 era un coche racional, pero con fama de mala fiabilidad, amplio -con las dimensiones de un Dauphine y la habitabilidad de un 1500-, muy seguro -un Mini en “grande” que llevaba la chapa más gruesa del mercado-, y se caracterizaba por su original suspensión y su 'toque british', que le dotaba de cierta clase y refinamiento.
Compacto de referencia...
Lo bueno... La prensa lo alabó. L'Auto-Journal publicó que era "uno de los turismos más estables", y Auto Parade lo encumbró como "el mayor avance técnico de la postguerra". A ello hay que añadir su excelente habitabilidad para su tamaño, calidad de acabado, manejabilidad y el confort que ofrecía su suspensión hidroneumática...
Y lo malo... Eso sí, era caro, no muy fiable y su motor estaba anticuado -era una mecánica Morris que databa de los años 20- y sus prestaciones, ruido y consumo eran mejorables...
Esta información esta sacada de: autofacil.es
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